El Auge de la Extorsión Fraudulenta
NOTI 355 – Octubre de 2024
Desde hace ya varios años se vienen presentando casos de extorsiones en nuestro país, en los cuales personas se hacen pasar por miembros de bandas de delincuencia organizada para exigir mediante amenazas fuertes sumas de dinero a sus víctimas. En un alto porcentaje de los casos, dichas llamadas extorsivas son realizadas por internos de las diferentes cárceles del país, quienes de manera incomprensible acceden al uso de teléfonos celulares, equipos prohibidos en los centros penitenciarios; y con la ayuda de cómplices externos que perfilan a sus potenciales víctimas, perpetran este tipo de delitos con un alto porcentaje de éxito. Las razones por las cuales este tipo de engaño funciona son varias: desde hace muchas décadas las personas les han perdido confianza a las autoridades judiciales y de policía; al tiempo que ha ido creciendo en miedo a este tipo de grupo de delincuentes. En muchos casos, las víctimas prefieren pagar en la falsa esperanza que así recuperarán su seguridad y tranquilidad, en lugar de recurrir a las autoridades en busca de ayuda. El largo historial de escándalos y la fama de negligencia de los cuerpos de seguridad del estado, ayudan a aumentar esta percepción y dejan a los extorsionados en poder de sus verdugos.

Si recibe un mensaje extorsivo:
• Conserve la calma.
• No prometa, discuta ni acepte nada.
• Acuda de inmediato a las autoridades.
• Coordine con las autoridades los pasos a seguir.
• Siga las recomendaciones de las autoridades en cuanto a las personas a las que debe comunicarse esta situación.
• Nunca asista a citas con los extorsionistas, ni siquiera en lugares concurridos.
Ahora aparece otra modalidad de estafa/fraude, consistente en que los mismos delincuentes suplantan a grupos armados de poder en el mundo criminal; y dirigen sus notas extorsivas, sus panfletos y llamadas, utilizando emblemas de dichas organizaciones, o términos que parecerían ser de estilo militar. Se han dado igualmente casos en los que, en realidad, dichas organizaciones extienden especies de franquicias a grupos locales o menores de delincuentes, permitiéndoles utilizar sus emblemas a cambio de participar en los beneficios del delito que se cometa en su nombre.
Acceder al pago de una extorsión no implica la resolución de un problema, al contrario, podría empeorar la situación.

1. Si recibe una nota o una llamada, trate de tranquilizarse. Esto no es fácil, pero sí resulta indispensable para no perder el control de la situación.
2. No prometa, discuta ni acepte nada. No sea agresivo con la persona que llama. En lo posible no prolongue esta primera comunicación. Las personas que llaman son expertas en extraer información importante de pequeños datos que usted les suministre.
3. Acuda de inmediato a las autoridades. Las cifras de éxito en la solución de este tipo de delitos son las más altas de todas en la lucha contra la delincuencia. Nuestros organismos de seguridad cuentan con equipos, programas y personas expertas en el manejo de situaciones similares. Ellos le indicarán cuál es el mejor camino a seguir.
4. Coordine con las autoridades los pasos a seguir. No tome iniciativas por su cuenta. Recuerde que, aunque se trate de un recluso condenado a largas penas de cárcel, incapaz de cumplir sus amenazas, usted está tratando con delincuentes; y ello no es fácil nunca.
5. Siga las recomendaciones de las autoridades en cuanto a las personas a las que debe comunicarse esta situación. Por regla general, mientras menos personas conozcan del problema, mejores posibilidades de éxito habrá de resolverlas favorablemente.
6. Nunca asista a citas con los extorsionistas, ni siquiera en lugares concurridos. De eso se encargan las autoridades.
En resumen, la dinámica de deterioro de la calidad de vida de nuestro país ha hecho que se incrementen o revivan modalidades delictivas que afectan de manera directa a toda la población. No solo se extorsiona la persona económicamente privilegiada. Este delito nos amenaza a todos. Debemos confiar en la efectividad de nuestras autoridades, para recuperar lo más pronto posible la tranquilidad que nos permite llevar una vida laboral y familiar sin temores.